14 de abril de 2013

Reflejos, casualidades, amores, espejos.

Dicen que los ojos son las ventanas del alma,
dicen que las apariencias a veces, engañan,
dicen que no existe el amor a primera vista,
dicen que la perfección solo es un modo subjetivo de ver la vida,
dicen que no existen las casualidades,
dicen que nuestro reflejo en un espejo es una fachada de lo que nosotros queremos ver...

Los ojos pueden ser más profundos que un océano,
las apariencias pueden ser por dentro lo que son por fuera,
los flechazos no los ha inventado el Corte Inglés, llevan mucho más,
la perfección la alcanzamos cada uno a nuestro modo, con metas, con retos, sin exteriorizar,
las casualidades podemos crearlas nosotros jugando con el destino,
nuestro reflejo en el espejo no es nada menos que el resultado de lo que logramos día a día,
de nuestro aspecto, de nuestro estado de ánimo, de nuestras emociones,
el espejo no es sino un pozo donde nadan todos nuestros recuerdos más secretos, nuestras intimidades,
todos nuestros deseos, y de vez en cuando, ese espejo hace que floten hacia afuera, reflejando con fuerza su apariencia.

Nosotros podemos crear una tormenta en nuestro interior, 
nosotros podemos crear un atardecer tan liviano y tan tranquilo como la niebla silenciosa,
nosotros podemos desatar el amor más fuerte de todos,
nosotros podemos vivir las mejores sensaciones que podamos sentir,
qué es sino nuestra alma, un espejo de nuestra vida y de nuestra rutina, 
de nuestro camino hacia el río a donde todos vamos a parar,
el vuelo en el que ascendemos para luego continuar...

Todos tenemos sensaciones,
todos tenemos gustos, ilusiones,
todos tenemos canciones favoritas,
todos tenemos personas amadas, amores platónicos,
todos tenemos recuerdos inolvidables,
todos sentimos cosas muy iguales.

Todos somos muy distintos por fuera, pero muy parecidos por dentro.

      Laura  Rivas Alvarez.




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