23 de abril de 2013

Enjaulada y miedos; pesimismo y realidad.

Demasiadas cosas que pensar, demasiadas noches sin poder dormir,
demasiado tiempo libre para pensar, se llena mi cabeza sin parar.

A veces me pregunto que estoy haciendo con mi vida, que camino estoy siguiendo,
a quién debo hacer caso, a quién debo ignorar, me siento enjaulada dentro de mi,
cada día convenciéndome más de que no podré salir, de que no podré saltar los obstáculos que se me pongan por delante, y en realidad no es así, en el fondo es más fácil de lo que parece.
Y lo peor es que no me doy cuenta de lo rápido que pasan los días, 
de que mi melancolía gana día a día un poquito más de espacio en mi mente.

Veo que todo se me echa encima y de que mi tiempo se aproxima a su fin,
veo que me va a caer un jarro de agua fría y me quedo quieta, como si no pudiera hacer nada,
como si viera que eso va a ocurrir y mis articulaciones quisieran que pasase, quietas y pacientes.

Sé que se puede remediar, que cuando el jarro caiga, yo me puedo apartar,
sé que si empiezo a mover las fichas poco a poco iré ganando terreno,
sé que ganaré la partida, pero también sé que es un largo camino, y tal vez eso sea lo que me echa para atrás y eso es lo que me carcome todos los días...

Todo cuesta lo suyo, nada es regalado,
podemos tener miedo a dar un paso hacia delante por temor a errar y retroceder dos pasos hacia atrás,
pero si no nos arriesgamos jamás podremos conseguir lo que queremos tener en la palma de las manos,
nos podemos perder cosas preciosas, geniales y maravillosas por quedarnos quietos y tiritando de miedo.

Por muy pesimistas que podamos ser, cuando una puerta se cierra, una ventana se abre,

esa ventana es la que nos da un rayo de optimismo, listo para ser aprovechado,
así que solo queda por quitar y echar de nosotros mismos esos miedos y lanzarnos al camino,
seguro que vendrán muchas cosas buenas y que jamás podremos olvidar.


Laura Rivas Alvarez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario